domingo, 19 de septiembre de 2010

Chocolate

-Vamos Coral, levántate.-Estaba emocionada. Levanté la persiana hasta arriba dejando que los primeros rayos de sol llegue a mis primas.-Amelia arriba.
-Elisa...-Empezó a quejarse Amelia.-Por favor, media hora más.
Las deje dormir un cuarto de hora más y bajé las escaleras hasta la cocina.
Mi tía estaba preparando tortitas. Cogí tres y un bote de sirope de chocolate.
Mientras limpiaba los platos Amelia y Coral empezaron a desayunar.
Subí las escaleras corriendo, cogí mis pantalones vaqueros y una camisa de manga corta azul y unos tenis.
Coral se puso un vestido violeta y Amelia un jersey, una falda y unas botas. Amelia siempre iba a la ultima moda.
Mi tía estaba en la entrada con nuestros bolsos.
-¿Vais a coger el autobús?
-Si, no hace falta que nos lleves.
-Adiós tita.-Nos despedimos Coral y yo.
Amelia le dio un beso en la mejilla a su madre, cogimos nuestros bolsos y nos fuimos.
Era una calle muy bonita, hacia un poco de frío pero para mis primas hacia calor. Se habían acostumbrado al frío de Inglaterra, y yo pronto me acostumbrare.
Llegamos a la primera parada de bus, la más cercana.
Espere veinte minutos ansiosa de llegar al centro lo más rápido posible. Llego al autobús rojo y nos subimos.
Ví las mismas calles que ayer, cuando llegué.
Empecé a hacer fotos de mis primas.
-Elisa deja las fotos para cuando lleguemos al centro.- Aveces me sorprendía que mi prima, la que se había pasado 10 años en Inglaterra, tenía muy buen acento español. Cualquiera podía decir que no vivía allí. Coral también tenía buen acento, pero no como el de Amelia.
Al fin llegamos al centro. Entramos en cuatro museos, y nos montamos en el ‘’Ojo de Londres’’, es una gran noria donde se puede ver todo Londres.
Creo que desde que me bajé del autobús no guardé la cámara.
-Elisa, como sabemos que te gustan los dulces…
-Pero no tanto como a mi.-Interrumpió Coral.
-Ya, como tu ninguna.-Se rió Amelia.
-Si.-Empecé a decir yo.-Estoy yo.
Las tres empezamos a reírnos.
-Vale…-Dijo Amelia.-La madre de una amiga nuestra tiene una tienda de dulces y chuches. ¿Vamos?
-¿A que estamos esperando en ir allí?-Les grité.
Coral me cogió del brazo y me llevaron a una calle de casas blancas pero, la ultima casa, era rosa.
Empecé a correr y Coral me seguía, Amelia estaba andando y riéndose a la vez.
Entramos en aquella casa, el interior estaba lleno de estanterías con todas las chuches de todos los colores y de todas las clases.
-Tranquila Elisa, Ana es española.-Me susurro Coral.
-Hola Ana.-Amelia se acercó al mostrador y salio una mujer rubia y alta.-Esta es mi prima Elisa.
-Oh, Elisa.-No hablaba muy bien español.- Me llamo Ana, estoy encanta de conocerte.
-¿Dónde esta Beatriz?-Preguntó Coral.
-Ella esta con sus abuelos en Oxford, vuelve mañana.
Cogí bolsas y empecé a echar chuches dentro. Coral me ayudaba a coger las más buenas.
Ana me regaló una bolsa como regalo de bienvenida.
Salimos y esperamos 3 minutos a un autobús… ¡De dos plantas! Al verlo se me calló la gominola que me estaba comiendo.
Por supuesto me subí en la segunda planta y empecé ha hacer fotos desde allí.
Llegamos a la parada pero antes de llegar a casa ví a un chico.
Era moreno, alto y con rizos. Era guapísimo. Me quede embobada mirándolo.
Paso al lado nuestra corriendo y nos saludo, yo no pude, estaba demasiado embobada.
Él se paró y le dio un beso a Amelia.
Era John.





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